• Quienes somos

    Familia Marianista

    La Familia Marianista es una realidad viviente en la iglesia y en el mundo de hoy.

    Es ante todo una familia, deseada como tal por sus Fundadores. Ustedes son todos “miembros de una sola familia”, dijeron.

    La familia es la célula de base de la sociedad. La familia es la célula de base de la iglesia universal. Un lugar donde reina el rechazo del anonimato, de la indiferencia, la acogida de unos por los otros, la valorización de las personas, el cuidado y el sostén recíproco. Un lugar de convivialidad, dónde cada uno respeta la autonomía del otro y espera su sostén a la tarea común.

    En un mundo dónde la familia está en crisis, dónde muchas personas son heridas, la Familia Marianista quiere ser una verdadera familia y se reconoce en la misión “de amar y de dar a conocer Cristo al mundo”, viviendo el espíritu de María.

    Como cada familia, es constituida de hermanas y de hermanos reunidos en torno a una madre y a un padre.

    Maria, la Madre de Dios, es nuestra Madre. Con ella hacemos una alianza y nos comprometemos a ayudarla en su misión.

    Nuestros Fundadores nos dicen que somos “la Familia de Maria.” Y Ella es la mujer que nos reúne para mostrarnos a Jesús, el Cristo, quien nos enseña al Padre y nos pone en camino verso a Él. Nuestro Padre es el Padre de todos.

    Es el Espíritu Santo que pone en nosotros este espíritu de familia que nos anima. Un espíritu que nos hace decir Abba, Padre, que nos invita a tenernos cerca de Maria, nuestra Madre, y que nos empuja a querernos como hermanos que tienen “un corazón y un alma sola” (P. Chaminade).

    Ramas

    En la Familia Marianista

    En la Familia Marianista somos cuatro ramas aparecidas históricamente en el siguiente orden:

    Estas cuatro ramas son una realidad viviente en el mundo y en la iglesia de hoy.

    Están presentes en todas las partes del mundo y están en expansión permanente. Su originalidad reside en su autonomía y en su solidaridad al servicio del bien común. El “bien común” que sirven es “amar y hacer amar a Jesús” (Adele de Batz de Trenquelléon), lo que es la misión misma de la iglesia en el mundo.

    Porque es en este mundo que harán conocer a Cristo. A la imagen de sus Fundadores, la Familia Marianista acepta entrar resueltamente en las realidades de nuestro tiempo, lugar de su inserción y su misión. Solo tiene sentido si es una familia encarnada. Es en y como familia que está llamada a responder a la invitación de María en Cana: “Hagan todo lo que Él les diga.”